jueves, 13 de julio de 2017

Roger Waters: Amused to Death (1992)


1. The Ballad of Bill Hubbard; 2. What God Wants, Part I; 3. Perfect Sense Part I; 4. Perfect Sense, Part II; 5. The Bravery of Being Out of Range; 6. Late Home Tonight, Part I; 7. Late Home Tonight, Part II; 8. Too Much Rope; 9. What God Wants, Part II; 10. What God Wants, Part III; 11. Watching TV; 12. Three Wishes; 13. It's a Miracle; 14. Amused to Death

Hemos llegado al tercer disco solista de Roger Waters, el cual representa el QUINTO disco conceptual seguido en su haber (vaya, en verdad ha sido un viaje largo desde The Wall) y nos deja con la duda existencial de cuándo el buen Rog nos sorprenderá con un montaje de Broadway, a la Quadrophenia y Tommy...

Si desean conocer más sobre el concepto, pueden buscar la edición que contiene la descripción detallada. La versión que tengo, por desgracia (¿o afortunadamente?) no contiene booklet ni liner notes (es lo malo de comprar las versiones de descuento). Basta decir que el concepto es bastante oscuro y que le da la oportunidad de hacer comentarios sociales bastante pertinentes. También hay que aclarar que, sin una guía, el concepto es difícil de seguir, ya que las canciones no parecen tener una secuencia clara.

Pero bueno, hablemos un poco de la música de Amused to Death. Al igual que muchos lo han comentado, este puede considerarse como el mejor de su discografía después de Pink Floyd. Sin embargo, dicha afirmación debe tomarse con cautela; a pesar de que es el esfuerzo más consistente, el mayor defecto de Waters persiste y ese es su poca creatividad en la creación de melodías. No es nada raro, y más si han estado siguiendo las reseñas hasta este punto, pero es bueno dejarlo en claro. Sí, es buen disco, pero no tiene momentos de belleza como Wish Were Here ni tiene las melodías pegajosas de The Wall.

Como en los dos álbumes pasados, el mayor peso recae en las letras, en la atmósfera y en los efectos de sonido (“sampleos” de filmes, narraciones de comentaristas deportivos, narraciones de soldados, etc.). La música y la producción también demuestran una mejoría significativa con respecto a Radio K.A.O.S. ¡Adiós sintetizadores y drum machines! Lo que encontramos es una sección rítmica sólida, pero sin llegar a ser molesta. Hay muchas partes de guitarra acústica (uno de los instrumentos favoritos de Waters), pianos y, como gran añadido, hay una colaboración importante de Jeff Beck en la guitarra eléctrica. Igual que en el pasado, esto ayuda a que el sonido sea un poco más “vivo” y “emocional”, lo cual ayuda un poco a olvidar la falta de melodías. Las pocas que hay, empero, son originales y no parecen ser descartes de The Wall. Si algo tienen en común es que, en ambos álbumes, Roger desarrolló un tema de bajo recurrente, el cual sirve como forma de unificar el concepto del disco. En la obra de 1979, era “Another Brick in the Wall”; en Amused, es “What God Wants”. Claro, la repetición puede llegar a ser un tanto molesta, pero al menos demuestra cierta “visión”.

Ya que estamos en ese tema, deben prepararse para escuchar este disco, el cual corre por casi setenta y dos minutos (rayos, ¿qué pasaba con los músicos en los noventa? ¿Acaso había una ley que los obligara a usar la totalidad del formato CD?). Y sí, puede ser un tanto monótono en partes, pero al menos se nota el esfuerzo por mantener el interés por todos los medios necesarios. Así, tenemos baladas acústicas (“Watching TV”), temas roqueros (la primera parte de la ya mencionada “What God Wants”; “Three Wishes”) y temas que intentan alcanzar la majestuosidad de antaño (track homónimo; “The Ballad of Bill Hubbard”). De especial atención son estos últimos, ya que si bien no llegan al nivel de las glorias pasadas, cuando menos demuestran un interés en realizar música trascendente.

Al final, hay varios temas de relleno que no aportan muchas ideas y que pueden llegar a ser un tanto aburridos (“Too Much Rope”, “It’s a Miracle”, “Late Home Toniight”). Este disco se hubiera beneficiado si su duración fuera menor, como en sus dos discos anteriores.Sin embargo, es un buen trabajo de Waters y es el mejor disco que ha publicado hasta la fecha. Por supuesto, no está al mismo nivel que las mejores obras de Pink Floyd, pero es un esfuerzo consistente y, en algunos momentos, muy disfrutable. Adquiéranlo de ser posible, hasta resulta una escucha interesante para aquellos que no son fanáticos del Floyd.

Una pequeña nota técnica: en 2015 se editó una versión remasterizada del álbum, con un blu-ray de audio con una mezcla en 5.1 Hasta el momento, no he tenido la oportunidad de escuchar esta versión mejorada (incluso se modificó la portada con respecto a la original: la original es la que se muestra en esta  reseña). Algo bueno es que el disco está nuevamente disponible gracias a esto. Una muestra más de que este es el mejor disco solista de Roger es que hasta él mismo lo reconoce. Aunque ahora no veo razón para que se prive al mundo de una versión en 5.1 de The Pros and Cons con sus sueños malviajados. Al  menos estoy seguro de que Yoko Ono estaría muy feliz de escuchar su nombre en la mejor resolución posible. ¡Venga Roger!

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