1) Radio Waves; 2) Who
Needs Information?; 3) Me Or Him?; 4) The Powers That
Be; 5) Sunset Strip; 6) Home; 7) Four Minutes; 8) The Tide Is Turning
(After Live AID)
Tres años después de The
Pros and Cons, Waters editó su segundo disco solista, después de una larga
batalla legal con Gilmour y Mason sobre el uso del nombre de “Pink Floyd”. Al
parecer, ni eso le pudo quitar el gusto por los álbumes conceptuales. Lo bueno
de este asunto es que Radio K.A.O.S. tiene
una historia un poco menos confusa que la de hace tres años. Puede sonar un
poco más ridícula, pero es claro que a Roger se le facilita más escribir acerca
del asunto bélico.
La historia, en breve, trata acerca de Billy, un muchacho parapléjico
que se comunica a través de una caja especial; también posee habilidades
telepáticas y es un pacifista irredento. Billy es amigo de Jim, quien es un DJ
en la estación “Radio K.A.O.S.”. Después, Billy le llama a Jim para decirle que
tiene el control de una bomba atómica y que la hará explotar en cuatro minutos.
Al final, Billy prefiere no hacer explotar la bomba, puesto que, después de
presenciar el fetival Live Aid, se
convence de que la humanidad tiene futuro.
Si desean consultar la historia de manera más profunda,
pueden buscarla en el librillo del CD (al menos, en aquellas ediciones que la
contienen, ya que la mía no cuenta con ella). Este álbum es la segunda (o
tercera, si contamos algunas secciones de The
Wall) ocasión en la que Roger nos muestra su sentir acerca de la guerra y
todo lo que el filósofo Roger nos tiene que decir al respecto. Ahora bien, no
quiero ser le portador de malas noticias, pero este esfuerzo es un poco peor
que la vez anterior. Sin Clapton y con la producción típica de los ochenta,
simplemente este es un álbum seco, seco, seco. No hay melodías interesantes, lo
cual no es sorpresa cuando hablamos de Roger, y no hay algún músico que pueda
aportar algún mililitro de emociones. Al menos, Waters intenta, la mayoría de
las veces, cantar y no sólo recitar sus letras. Pero, al igual que gran parte
de la música, suena robótico y estpa muy, muy lejos de causar empatía acerca de
lo que está cantando.
La música de Radio
K.A.O.S. está basada en ritmos y sintetizadores característicos de los
ochenta. Lo bueno es que este disco fue la única vez que Waters utilizó dicha
instrumentación para seguir la música “de moda”; sin embargo, esta no es la
única mala noticia. Para este punto, parece que Roger agotó por completo la
veta de The Wall, por lo que el
contenido melódico del disco es casi inexistente. La mayoría de las canciones
son un intento de disco-rock, como la inicial “Radio K.A.O.S”, o como “Sunset
Strip”. “Home” sigue el mismo camino, pero es demasiado larga; tal vez sea
importante desde el punto “conceptual” (aunque la letra no es mala, a decir
verdad), pero, para el tercer minuto, ya escuchamos todo lo que ofrece la
canción. Un elemento extraño en esta fórmula es “Me Or Him?”, una balada
acústica que nos recuerda al Roger de inicios de los setenta. Aunque no es tan
buena como “If” o como “Grantchester Meadows”, pero al menos es una variación
dentro de un álbum de sonido tan artificial.
Esto nos deja con dos canciones que pueden considerarse como
los puntos altos del álbum. La primera es “The Powers That Be”, una canción con
una línea de bajo que rompe con la tendencia del resto de las canciones y nos
brinda algo memorable. Además, la letra ofrece una crítica social interesante y
coherente. La otra canción que puede considerarse como notable es “The Tide is
Turning (After Live Aid)”. Es una melodía optimista y que pretende sonar
sincera; incluso se usa un coro al final para darle un toque cálido. Aunque
estoy un tanto confundido: ¿Roger, en verdad pensó que el festival Live Aid fue un hito en la historia de la
humanidad? ¿Neta, el mismo Roger demandó a sus compañeros por el uso del nombre
de “Pink Floyd”? Bueno, independientemente de lo anterior, es el único tema que huele a un poco de humanidad en este
álbum.
Tal vez hubiera sido mejor que Roger usara su modo full conceptual para hacer de Radio K.A.O.S. un disco doble. Al fin, el
concepto podría haber sido más interesante de lo que resultó de esta forma.
Aunque el problema era encontrar las melodías suficientes para llenarlos. Así
que, al igual que la última vez, lo mejor es que sólo los fanáticos de Roger
Waters se acerquen a este álbum. De otra forma, pueden grabar “The Powers That
Be”, “The Tide is Turning” y las tres canciones buenas del Pros and Cons y podrán tener veintitantos minutos de música
decente. No se trata de música inspirada, o genial o hermosa: sólo decente.
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